A medida que se lleva a cabo el trabajo comienzan a aparecer obstáculos que el profesional debe saber resolver, de lo contrario no logrará llegar a su fin. Para poder hacerlo, Santoro caracteriza al periodista como un ser con alma de detective, con curiosidad, dispuesto a enfrentar riesgos. Debe ser discreto y reservado, honesto y con una enorme paciencia para sentarse a leer durante horas la información con la que cuenta para poder encontrar un dato que le sea útil.
Desde lo personal admito contar con algunas de esas características y con otras no. Soy una persona que le gusta ir un poco más allá de lo que dicen las noticias, indagar y manifestar en mis escritos la información de la manera más objetiva posible, pero siempre tratando de dejar en claro mi mensaje. Por lo general sospecho de las palabras emitidas por las fuentes oficiales ya que soy de los que creen que detrás del lenguaje utilizado para decir algo siempre hay otra cosa que no se dijo, que se ocultó para defender determinados intereses.
No soy una persona con demasiada paciencia y tampoco suelo ser discreta, ya que el impulso me gana. Suelo dejarme llevar por sentimientos de bronca al descubrir algo injusto que no fue comunicado a la población y lo digo en el momento que quizás no es el indicado. Pero a lo largo de este año es una de las cuestiones que me planteo pulir. Ya que para tener credibilidad y lograr que el lector confíe en mí debo avalar mis dichos con pruebas y si no las tengo callar hasta obtenerlas.
Aprender a ser un periodista de investigación implica correr riesgos que estoy dispuesta a enfrentarlos. Busco superarme y lograr encontrar la forma de contar lo que no se sabe. Desde mi humilde lugar quiero dejar mi huella y aportar algo a la sociedad que sirva para debelar nuevos misterios y para combatir la injusticia, corrupción y mentiras. Deseo que se comience a ver a la realidad con otros ojos. Soy partidaria de que el periodismo es el cuarto poder y como tal tiene que ser utilizado para el bien común de la población.
